Kyoto, el monje
Es precioso dar la oportunidad a otros de ayudarte. A veces, por tonto orgullo
no dejamos que otras personas nos cuiden, negándoles la posibilidad de pagar
la deuda que han contrito con la vida. No siempre debemos pagar a los que nos
dieron, podemos pagar a cualquiera, en cualquier circunstancia.
Como había imaginado había un montón de sinkansen a
Kyoto. Simplemente dijo “Kyoto” alargó la tarjeta de crédito
y ya estaba montado. Antes de reparar en ello, el monte
Fuji aparecía bellísimo, enmarcado en el cielo azul
inteligente, con la cumbre nevada. Era una estampa para
ver y recordar. Casi sin ver desaparecer el Fuyi-san como
oyó denominarlo a sus vecinos de asiento, ya estaba en
Kyoto. Al salir de la estación tenía que ir recto y encontraría
el templo. Allí solo tenía que identificarse y le acompañarían
hasta el monje. Sin más dificultad salió recto, y recto llegó
hasta un templo sintoísta y sin embargo el monje era
budista le parecía recordar. Estuvo andando por todas
partes un buen rato pero no encontró a nadie a quien
presentarse y eso que no era especialmente grande. Volvió
a la calle y al final, a una buena andada se veía un
precioso templo con los techos y construcciones de madera
pulida. Al llegar se dio cuenta de que el primero era algún
templo familiar, algún tipo de ermita. Este era pura quietud.
Al llegar a la entrada un monje se le acercó y sin
preguntarle nada le indicó que le acompañase, siempre en
silencio le montó en un coche y allá que se fueron. Alonso
no decía nada por si el monje tenía voto de silencio. Al
pasar un cruce el monje le dijo en japonés algo referente al
palacio que estaban dejando a mano derecha. De lo que le
contó solo llegó a entender la palabra monje en español “el
monje”. Llegaron a un espacio que parecía un bosque más
que un jardín, agua cantando, entre vegetación verde y
tierra negra. Pequeñas construcciones de madera rodeaban
un estanque y algo más lejos las pagodas de oro indicaban
gente y movimiento. Este era un espacio íntimo, privado.
Eso era lo que se percibía. Se desplazaron por las veredas
del jardín interior entre los remansos del arrollo, Alonso
cargado con todo el equipo aún tenía presencia para
admirar las carpas, tan lustrosas y brillantes que parecían
salmonetes. El novicio acompañó a Alonso hasta una
pequeña construcción de madera y se despidió con una
inclinación de cabeza. En medio de la habitación, en el
centro del tatami, había un hombre mayor, apergaminado,
la piel lisa, cerúlea, y la mirada más alegre que se pueda
imaginar. Estaba vestido con un kimono negro y tenía una
cualidad compartida con el caballero Mushasi, si bien aquel
era totalmente mundano y el monje parecía existir desde
siempre, ambos compartían algo profundo, parecían
nutrirse de un pozo de agua profunda, de un río
subterráneo que a ambos manantiales nutría.
El monje alargó la mano y le invitó a entrar
-Ven siéntate a mi lado
Alonso dejó los bártulos a la entrada y dificultosamente se
sentó en la posición de seiza que el monje mantenía sin
aparente esfuerzo. Alonso estaba preparado para algúna
frase del tipo “El camino del Tao es el camino del arroyo, el
río no tiene ego, fluye hacia debajo de forma natural, fluye
vive cambia. El río no tiene egoísmo, solo quiere servir ,
llevar agua, ser casa de peces” o algo parecido. Sobre todo
de alguien que rompía décadas de silencio para hablar con
él, por eso casi se cae de culo al oír al monje espetarle
-Joder, es que eres clavao a tu padre
Y eso fue todo lo que necesitaron para sentirse cómodos el
uno con el otro, el amor compartido por una persona y el
deseo de ayudar por parte del monje.
El monje era un espécimen muy iconoclasta, diferente. Era
un español viviendo como monje budista zen en Japón. Ya
con eso valía como tarjeta de presentación. Pero además
no era una persona religiosa en el sentido idolátrico del
termino, sino que era ser profundamente meditativo,
respetuoso con todo y con todos. Que transmitía potencia,
tenía aspecto de poder darte una colleja si la situación lo
requería y luego explicarte tranquilamente el porqué de la
reprimenda, mientras te rascabas el golpe.
-Tienes hambre? Le dijo como segunda frase
-Pues si la verdad
-Muy bien, ven vamos a lavarnos y comeremos
Salieron al jardín y de una caña de bambú por la que
discurría un hilo de agua bebieron y se lavaron el rostro y
las manos. Luego el monje llevó a Alonso a una piedra en
medio de un jardín de piedras y hierbas y se sentó con un
paquete envuelto en un paño, le tendió una especie de
triangulo de arroz envuelto en un alga nori y se dispuso a
empujarse uno él mismo.
-Señor…
-Si?
-Esto, como es que habla tan bien después de tanto tiempo
sin hacerlo?
-Verás, le dijo el monje con aspecto soñador, el comer es
un momento importante de concentración. El estar
presente en cada cosa que haces, estar totalmente
presente es fundamental. Hay una historia Zen que me
gusta mucho. Verás, un novicio está tocando la campana,
esto es importante por lo que te acabo de decir, estar
presente, me sigues? Bien, y entonces pasa una chavala de
bandera, imagínatela , tetitas tiesecitas, culito respingón, y
el novicio se va, se pierde en la contemplación de la mujer.
Entonces el maestro que le está mirando le da con una vara
y automáticamente el novicio vuelve de manera tan
profunda a la meditación de la campana que se ilumina y
muere.
-Un poquito triste, no le parece? Cascarle cuando se muere,
o cascarle y que se muera. Lo que es peor.
-Pues mira no, verás, el novicio iba a morir de todas
maneras , el maestro lo sabe y el darle con la vara le sitúa
de manera completa en el instante. Tengo que confesarte
que durante un tiempo miraba a la chicas para ver si
también me pasaba. Con respecto a comer y hablar, eres
como tu padre. Mira que yo se lo decía , atención¡,
atención¡ estate presente¡. Y él nada, para él el momento
de la comida era el momento social por excelencia, si
estaba solo leía, si estaba con gente hablaba , preguntaba,
polemizaba…sobre todo si estaba tu madre, entonces para
que queríamos más¡… y si estaba Alzucena ni te cuento.
Bueno, por hoy me puedes preguntar lo que quieras,
tampoco tengo mucha hambre y entre tu y yo los obanto
no se pueden comparar con un bocadillo de jamón de
Teruel con tomates y aceite. Recuerdo ese sabor…umh.
Venga pregunta
-Qué por que usted puede hablar
-En realidad no te estoy hablando , esto que tu sientes
como una conversación es una transmisión mental, puesto
que por ser monje he desarrollado la capacidad telepática.
Ante la cara de Alonso el monje no pudo por menos que
partirse de risa. Al momento Alonso también se reía.
-Verás, cuando Antón me escribió. Me contó que habíais
estado juntos en la montaña, tu despedida a tus padres y
que ibas a venir, medité muy largamente. Decidí que
hablar contigo, contarte como era tu padre, hablarte de lo
profundo, y ayudarte en todo lo que pueda, era un buen
motivo para romper el voto. Así que desde entonces he
recitado mantras en voz alta y ya ves , hablo
perfectamente. Será porque en realidad soy muy parlanchín
y como decía tu padre no me callo ni debajo del agua.
-Y sus compañeros que opinan de todo esto?
-Pues como no puedo hablar con ellos… es una broma. Lo
han entendido, no te preocupes, no hay problema.
-Como usted diga, nunca mejor “dicho”.
-Hay algunas cosas que quiero contarte antes de que te
sientas mal. Me estoy muriendo. En realidad todos nos
estamos muriendo, ahora que lo pienso. Y el monje puso
cara de meditación, mientras los ojos le desmentían
riéndose. Me queda un año o dos a lo sumo, así que ya lo
sabes. Y que ese tiempo es tuyo.
Alonso estaba muy sobrepasado por el regalo, y la emoción
le atenazaba la garganta y le anegaba los ojos.
-Mira Alonso, las lágrimas funden la coraza que creamos
para relacionarnos con el mundo, está bien llorar, libera el
dolor. Llorar es una manera bonita de cuidarnos a nosotros.
Tu crees que elegimos el camino, o nos elige el camino?, mi
camino no es el tuyo pero te ayudaré a que llegues a tu
destino. O mejor dicho, te acompañaré algunas jornadas, el
llegar es cosa tuya. Hay una frase que nuestro maestro, el
maestro de tu padre y el mío, nos decía mucho… era muy
gracioso, cuando nos iba decir una frase así como
importante, ponía cara de actor cómico, si alguno de los
alumnos pensaba que eso rebajaba su dignidad como
maestro, entonces aún hacía más tonterías y adquiría
modos y maneras grandilocuentes hasta que el ofendido o
se largaba, o se daba cuenta de la broma. El monje se calla
transportado a otro sitio
-Ejem, señor
-Si?
-La frase, la frase que le decía su maestro
-Que frase? , nos decía muchas. Y otra vez la mirada
juguetona desmintiendo la contestación
Alonso estaba disfrutando del juego y de la compañía del
monje. Nunca se hubiera imaginado que existiese un
hombre como aquel, y en ese momento un gran cariño le
llenó el corazón y también algo nuevo. Admiración por su
padre, por tener esos amigos de corazón que aún le
amaban. Y amor por todos ellos que, sin conocerle, le
ayudaban.
-Gracias padre por esta herencia, pensó en el fondo de su
corazón y gracias monje por ayudarme.
El monje respetando el silencio de Alonso y sabedor de lo
que estaba pensando. Solo pensó, “gracias a ti por venir y
regalarme la oportunidad de crecer contigo”.
-Bueno me va a decir la dichosa frase. Le contesto con un
fingido enfado, que sobrevolaba la profunda emoción del
momento.
-Venga , que te la digo. Pero ten en cuenta que hay frases
que oyes y te dejan frío, y sin embargo al que está a tu
lado le cambian la vida.
-la frase
-Venga la frase: “ la autentica maestría se adquiere
simplemente permaneciendo en el camino”. Hay
practicantes que se afanan hasta la extenuación en
cualquier práctica espiritual o deportiva. Entonces como no
han alcanzado el nivel que se autoexigen abandonan y
nunca vuelven a practicar. No es malo dejar la práctica. Si
que es malo, si esa practica respondía a un deseo profundo
y sincero. Verás, si tu padre se empeña en que seas un
campeón de tenis y te hace practicar… abandona, no es
para ti, te hace infeliz. Pero si por el contrario esa practica
llena tu vida de sentido…entonces no te frustres por no ir
tan rápido como quisieras, descansa, asienta lo que ya
tienes y antes de que te percates darás un gran salto. Esos
estados de estancamiento son normales. Si no te
desanimas y sigues practicando alcanzas la maestría.
Que te parece si te instalas y seguimos la conversación.
-Si claro, donde pongo el equipo?
Mira debajo de aquel árbol que tiene forma de bonsái, lo
ves?
-Si, ya lo veo
-Pues allí te preparas un lecho con ramas, si llueve te vas a
mojar pero no te apures, lo mejor es que si llueve te metas
en el laguito y así ya estás mojado, cuando escampe sales
y para no enfriarte te desnudas y corres arriba y abajo por
la vereda.
Alonso estaba dispuesto a hacer lo que el monje le pidiera y
empezó a cargar sus cosas para ir debajo del árbol.
En eso el monje rompió a reír y Alonso se quedó
petrificado. Al poco también se partía de la risa, lo dejó
todo y se sentó al lado del monje con las piernas colgando,
como dos niños en el patio del colegio.
Me gusta que te rías, tu padre y yo siempre nos reíamos de
todo. Antón era más prudente, y más responsable y nos
mantenía cuerdos. porque se nos ocurrían unas bromas¡.
Nos reíamos de todo y de todos. Éramos muy respetuosos
no te creas, pero no nos permitíamos a nosotros mismos ni
a nadie, el abuso, ni la importancia personal. Si a alguno se
nos subía a la cabeza, algún halago, premio, o
reconocimiento, pobre de él, se las íbamos a hacer pasar
muy muy putas. La gente se puede reír de ti, tu mismo te
puedes reír. La risa es buena, te cura, limpia el ambiente ,
hace luz de las sombras. La risa alegre nunca ofende la
autentica dignidad de corazón, sino que reverbera con ella
y crea un dueto de amor y honor.
A Alonso le encantaba como el monje cambiaba su registro
y de lo más filosófico pasaba a lo más chocante en la
misma frase. Se sentía en casa.
-Venga, recuerdas salir del parque? recuerdas las casas que
hay al otro lado de la cerca de piedra, cruzando el camino
por donde te ha traído el novicio? Pues cuando llegues allí
cruzas el camino y sigues todo recto. En una de las casas a
mano derecha hay un ryanon, una posada tradicional. La
regenta una persona muy amable, se encargará de ti. Allí
dormirás, y te preparará dos comidas al día. El desayuno
tradicional y la cena. A medio día le he dicho que no te
haga nada porque de todas maneras no vas a tener tiempo
de ir. Comprendido? La señora se llama Taka. Le vas a
pagar un dinero casi simbólico porque ella solo aloja
estudiantes o novicios. Mañana miraremos cuanto dinero
tienes y haremos para que te dure lo más posible.
Le debes llamar Taka-sama que es respetuoso o bien obaasan que significa señora, o abuela, y acuérdate de saludar
correctamente. Es una muestra de respeto que te esfuerces
en intentarlo, aunque digas barbaridades. Escucha:
buenas noches cuando es para acostarte se dice
Oiasuminasai. Recuerda al acostarte, buenas tardes o
buenas noches se dice Konbanwa. Buenos días se dice
Ojaioo gozaimasu, hasta luego es dewa mata, hasta
mañana Mata ashita. Hola Konnichiwa, nos vemos
Mata aimashoo. Y alguna frase para que no vayas perdido
¿Cómo está? Oguenki desuka
Muy bien, gracias Jai, guenkidesu
Bonito día, ¿verdad? Ii otenki desune
Gracias por sus atenciones Osewa ni narimashita
-Dame un abrazo bien fuerte y arreando. El abrazo fue muy
bonito, ambos hombres descansando en los brazos del otro
en cariño. Un abrazo muy diferente de los típicos abrazos
españoles en los que ambos se palmean las espaldas con
mucha hombría, para demostrar no se sabe bien que tipo
de monicidad orangutesca, “yo macho macho”
Venga dame las buenas noches y dime hasta mañana… en
japonés
Alonso pensó un tanto y haciendo acopio de toda su
decisión se arrancó con un “Kodomo Mata tutia”
-Jaja ,que bueno¡, creo que has dicho en japespañol que el
niño mata a su tía. Mata ashita, hasta mañana es Mata
ashita y buenas noches Konbanwa
No vengas tarde que tienes muchas cosas por hacer
mañana, le dijo mientras ya Alonso se alejaba por la
vereda.
-A que hora le parece que venga?
-Ven cuando quieras, aquí estaré.
Alonso se dirigió a la cerca de entrada mientras se
percataba que el día tocaba a su fin. Había empezado muy
lejos, el mercado, la comida y había encontrado un
verdadero amigo.
Cruzó el camino y siguió la calle obedientemente. Al poco
vio una señora que se acercaba y le llamaba con una
inclinación de cabeza. Era una mujer mayor, que habría
visto muchas cosas en su vida, miraba cortes e inclinó la
cabeza en un amable saludo. La señora le dijo algo que
Alonso no llegó a entender porque hablaba muy quedo, casi
como si hablase para los oídos de una flor. Alonso estaba
arrobado al ser objeto de atención de esa señora. No
estaba especialmente arreglada, ni vestia lujosa.
Simplemente era preciosa. Preciosa del modo que lo son las
flores, siendo. Alonso se arrancó con las frases del monje
porque las del caballero Musahi ya se le habían olvidado.
-Mataku ashita Konbanwa
La señora le agradeció las palabras, cuidándose mucho de
no expresar delante de Alonso lo que le había dicho y
comprendiendo su intención. Pues ya se había dado cuenta
de que el mozo era muy sensible. Le acompañó a una
pequeña construcción en madera muy oscura, que tenía al
lado un pequeño templo de piedra. La entrada tenía una
puerta de papel de arroz y se deslizaba sobre los raíles
como si volase. A la entrada había un pequeño zapatero
para dejar los zapatos de la calle y a su vera unas zapatillas
de casa ordenadas por números. Todo estaba en su sitio,
sin aparentar un orden obsesivo. Unas flores, tan solo tres,
adornaban el vestíbulo con la potencia de un sol, y la
delicadeza de la luna. Alonso se quedó embobado mirando
el arreglo. La señora se quedó a su lado esperando que se
descalzase. Cuando Alonso se percató se sintió agitado por
haberse quedado como un pasmarote. La señora le
acompañó por unas escaleras hasta una pequeña
habitación toda de madera. Luego le enseñó el excusado, y
el baño. Todo era muy pequeñito pero refulgía de limpio y
era como ver el campo, elegante sin pretender serlo.
La señora le dejó solo y Alonso puso su equipo en una
esquina y se quitó la ropa de calle poniéndose unos
pantalones cortitos y una camiseta, vio una frazada doblada
en cuatro en una esquina y se imaginó que era un futón
tradicional, dudó si desplegarlo y lo dejó en su sitio. Al cabo
del ratito, con Alonso ya casi dormido, la señora le toco la
puerta y le indicó que le acompañase hasta la cocina. Allí
estaban los otros huéspedes que le saludaron en silencio
con una inclinación de cabeza, parecían estudiantes zen. La
señora le acercó unos palillos, “hasi, pensó Alonso, se
llaman hasi”, un cuenco con arroz y otro con verduras
frías. El arroz era muy perfumado, agradable ,tenía esa
cualidad entre dulce y acida. Las verduras eran magnificas
en su color y textura. La casa solo hacía comida
vegetariana tradicional y ese menú lo comería Alonso en el
desayuno y la cena todos los días que allí estuviera. La
señora le enseñó la nevera y le hizo ver otros cuencos con
arroz y verduras, parecía indicarle que si llegaba fuera del
horario de desayuno y cena lo podía comer. Alonso le
ofreció un “domo arigatoo gozaimasu” correctamente
pronunciado. La señora le sonrió y la estancia se iluminó, a
pesar de su edad o precisamente por ella era puro
refinamiento. Era como ver “las hilanderas” de Velásquez.
La luz la rodeaba mientras ella, simplemente se
concentraba en el hilar de su vida.
Al volver a su habitación se encontró el futón ya extendido
en el suelo y se dejó deslizar entre la frazada, sobre el
tatami de paja. Le despertaron los pájaros y el sol que ya
despuntaba en el cielo. Se sintió consternado porque
odiaba llegar tarde. La casa parecía silenciosa, así que usó
el baño rápidamente, abrió la nevera cogió un bol de arroz
y otro de verduras y se los comió rápidamente, tenía
hambre¡. Lavó los platos y salió corriendo.
En cuatro zancadas se plantó en la cerca y silenciosamente
anduvo las veredas del jardín. Al llegar a la caseta del
monje lo vio sentado en posición de loto , delante una
varilla de incienso a medio consumir. Se quedó muy quieto,
al cabo de un ratito se dio cuenta de que dentro había un
silencio pleno y descalzándose entró y se sentó apoyado en
la pared, al cabo de un momento el silencio le atrapo y su
dialogo mental habitual se moderó un poco. Ya no le
perseguían las imágenes de todos los deberías, podrías ,
harías, las imágenes de sus padres alejándose, las
imágenes del desamor. No supo cuando fue, pero se quedo
dormido recostado en la pared. En un momento se
despertó y vio al monje fuera contemplando el lago e
incorporándose se acercó sentándose a su lado, las piernas
colgando por encima de la baranda.
-Buenos días Alonso que tal has dormido?
-Muy bien señor, he dormido maravillosamente
-Puedes tutearme? vamos a pasar mucho tiempo juntos y
lo bonito es que estés relajado. Me ha gustado que hayas
entrado, te hayas sentado como en tu casa y también que
te hayas quedado traspuesto. Me has recordado a tu padre,
siempre ,siempre que meditábamos se quedaba traspuesto
, a veces hasta roncaba¡, Antón le propinaba cada codazo¡
Mira "No puedes evitar que los pájaros vuelen en torno a tu
cabeza, pero sí puedes impedir que hagan su nido en tus
cabellos." Eso es importante distánciate de tus
pensamientos, no son tu. No has pensado algo, mientras
recitas cualquier cosa y escuchas la tele? Piensa en ello.
La enseñanza del Budismo Zen no está basada en las
escrituras, sino que es transmitida de corazón a corazón, de
maestro a discípulo. Yo no te voy a enseñar budismo zen,
yo voy a acompañarte en un corto trayecto para que tu
traspases tus propias puertas, si así lo quieres. He leído
mucho, he practicado muchas disciplinas y he asistido a
muchas escuelas , casi siempre con tu padre, con Antón y
Henrriques, si te parece probaremos diferentes enfoques y
veremos en cuales progresas y en cuales te das la hostia.
Alonso asintió, serio y concentrado. Era buena señal,
porque el monje no tenía pensado llevarle de la manita,
sino meterle caña y ver si se rompía, “si se rompe pensó ya
lo remendaremos con cinta adhesiva, además no tengo
mucho tiempo para ir con miramientos y tonterías”.
-Hay muchas resistencias en todos, apegos, incluso apegos
a lo desastroso que nos rodea. Ya que ese mismo desastre
nos define y en ese espacio desolado, allí has construido tu
hogar. Te atreves a trabajar conmigo? Ten en cuenta que
nunca he tenido un alumno, por eso del voto de silencio y
por otras cosas que tal vez te cuente.
Alonso se incorporó como si su afirmación necesitase ser
dicha en pie.
-Si, estaré muy contento de compartir este tiempo contigo.
-Bueno vamos a trazar nuestra ruta compartida y veremos
donde acabamos. Por cierto ha venido Taka-sama, estaba
preocupada porque te habías ido. Cuando te ha visto
conmigo se ha tranquilizado.
-No he reparado en que se intranquilizaría . Como había
amanecido pensaba que ya llegaba tarde
-Ah¡ alma de cántaro, tu sabes a que hora amanece en
Japón? A las cuatro y media. No tienes reloj?
-Pues no, no he tenido nunca.
-Ahora que lo dices mira en aquella caja de madera ,en la
esquina.
Alonso fue hasta la caja y se la llevó al monje
-Ábrela. Dentro había un reloj precioso, un montblanc de
pulsera. Un reloj antiguo. Es para ti de parte de tu padre.
En la parte de atrás ponía “ Alonso para ti, con amor”.
-No lo entiendo
Es el reloj de tu padre. Lo yo guardaba por que tu padre
siempre lo llevaba puesto y me lo recordaba. Me parece
que es un vínculo bonito entre nosotros. Tienes la
armadura de Henrriques, el reloj de tu padre, el kendogui
de Antón, mi cariño, el mío y el de muchas más personas.
Tal vez es momento de cambiar y ser feliz? Alonso estaba
tan sobrepasado que solo la presencia de ánimo del monje
le mantenía entero.
El monje continuo ya con un tono ligero
-Por cierto Taka-sama me ha dicho que al presentarte le
dijiste mataku, que sepas que eso significa joder…y
también me ha dicho que te gustó el arreglo floral.
Alonso se quedó helado por la desconsideración para con
su anfitriona
El monje se hizo cargo y le quitó importancia.
-No te apures, la señora sabe que no tenías mala intención,
eso es algo que se percibe. Solo me lo ha comentado para
que no lo repitas en público.
Veamos Alonso, tracemos nuestra ruta ahora que sabemos
que somos compañeros y que estaremos juntos un trecho
de camino.
De forma muy practica y ordenada el monje fue cantando
cada una de las cosas que debían contemplar.
-Cuestión dinero, cuanto tienes y cuanto podrás quedarte?.
Alonso fue recitando cifras y el gasto del alquiler de su
casita en Zaragoza era el que les rompía los esquemas.
La casa Alonso, la casa nos fastidia el asunto de las pelas.
Tienes que decidir. Reúne tus conocimientos y siente lo
correcto, hazlo. No lo aplaces. Si tienes que deprimirte
mejor espera a mañana, mañana será otro día , mañana es
un día mucho mejor para ser desgraciado. Hoy es el día
para pensar y decidir inteligentemente.
Alonso hizo un esfuerzo para concentrarse y pensar y
decidir. Con el valor del alquiler de la casa podía vivir en la
casita de la señora Taka…Las cosas y los enseres, donde
guardarlos , y las pinturas?
La voz del monje le interrumpió
-Alonso sabes sentarte en la posición de loto?
-Pues no, le dijo Alonso
-Te lo voy a explicar para que lo sepas , aunque como seas
como tu padre es esfuerzo baldío. Que hombre más poco
meditativo por favor, parecía que tuviese una ardilla en el
culo. El monje solo pretendía relajar un poco el estado de
animo de Alonso, ya que había percibido que se
concentraba mucho más cuando había conocimientos
prácticos en juego que cuando todo era abstracto.
-Te sientas en el medio del zafu que es un cojín usado para
la meditación, cruzas las piernas en la posición de loto o de
medio loto. Si no puedes, que no podrás con esa barriguita,
cruzas las piernas. Lo importante es que las rodillas
empujen el piso. La columna vertebral bien derecha, el
mentón en la garganta y la nuca estirada, la nariz en la
misma línea vertical que el ombligo, se empuja la tierra con
las rodillas y el cielo con la cabeza, es importante estar bien
estirado. Se pone la mano izquierda en la mano derecha,
las palmas hacia el cielo, los pulgares se tocan, formando
una línea derecha. Las manos descansan en los pies, los
cantos en contacto con el abdomen. Los hombros están
relajados. La punta de la lengua toca el paladar. La vista
está puesta aproximadamente a un metro de distancia en el
suelo sin mirar nada en particular. Entonces dejamos que
las imágenes, los pensamientos, las construcciones
mentales, que surgen del inconsciente, pasen como nubes
por el cielo - sin oponerse ni agarrarse a ellos. Como los
reflejos en un espejo, las emanaciones del subconsciente
pasan y pasan otra vez y terminan por desvanecerse. Y
llegamos al inconsciente profundo, sin pensamiento, más
allá de todos los pensamientos.
El meditar no es una opción religiosa en el sentido
occidental ,es pura religiosidad en si misma.
Tu padre siempre se revelaba contra la religión organizada,
contra todas en realidad. Su argumento era muy simple: “
por que necesito un intermediario para hablar con Dios”. Le
encantaba el judaísmo y todo lo que representa en la
historia del hombre, era cristiano por educación y
convicción de que el hombre se realiza en el amor, amaba
el Islam por la alegría y la paz. Si , no te extrañes ,el Islam
es paz. Amaba el budismo por la quietud y la profundidad.
Tu padre amaba lo auténticamente religioso, y odiaba los
fundamentalismos, a la gente en posesión de la única
verdad. Que estupidez.
Oriente ha fallado porque intento la meditación sin amor ,
occidente ha fallado porque intento el amor sin meditación
Hace falta moverse en el eje amor-tristeza así se llega a ser
un maestro de verdad. Amor y desarrollo.
Alonso ya estaba perdido, el monje le veía sufrir por los
embates de su parlamento pero el muchacho aguantaba. La
mano izquierda, sobre el reloj, en la muñeca derecha. Si
saberlo se había puesto el reloj en el mismo sitio que su
padre. Era el momento del empujón.
-Mira Alonso el valor es renunciar al pasado y permitir el
futuro, solo los cobardes pueden evitar el peligro. El
corazón se atreve ,se arriesga , la cabeza es calculo,
comercio, que vas a hacer?.
Alonso se apoyó contra la pared de madera y con un
suspiro, como armándose, le dijo al mundo en la persona
del monje. Voy a pedir a Henrriques que me ayude a coger
mis cosas de la casita, una mudanza y un guardamuebles lo
más baratos posibles. Y también a Adela que rescinda mi
contrato con la casera Paca, no recuperaré la fianza pero
desde este mes ya no tengo gastos.
-Vale Alonso has tomado una decisión. Sigamos por ese
camino que has abierto. Comprendes que has entrado en
una realidad diferente de la que hubieras creado si hubieras
decidido estar los dos o tres meses para los que tenias
dinero?
-Vaya señor, parece más bien una reflexión de mecánica
quántica
-No es nada tonto lo que has dicho Alonso, no es nada
tonto lo que has dicho. Si tienes oportunidad lee un libro “
el universo vecino “ ah y otro ¿y tu que sabes?, muy
interesantes en esta línea quántica.
-Bien, los buscaré en la biblioteca cuando vuelva.
-Bueno , tenemos un frente listo. Dentro de seis meses más
o menos revisaremos las cuentas. Siempre hay gastos
imprevistos, un regalo, una comida especial; y vas a viajar
por Japón, eso vale dinero. Ante la mirada de Alonso
simplemente se encogió de hombros. No te lo había dicho?
Tal vez ese conocimiento solo pudiera existir si elegías lo
que has elegido.
-Monje señor, me gustaría pasear un momento
-Mejor, te voy a proponer algo, porque no te desnudas y te
tiras al lago, no hay peligro es bastante profundo.
Alonso casi ni lo pensó, en un momento, se desnudó y ya
estaba zambulléndose, las carpas le rodearon pensando
que era un bocado exquisito y Alonso nadó y buceó un
ratito, el agua estaba helada y le despejó de golpe. Ahora
se daba cuenta de que le invadía una ola de gran felicidad,
de expectación ante el futuro. Incluso impaciencia. Gracias
Señor Dios por este momento, por todo lo que me has dado
y por esta oportunidad de crecer y vivir en este mundo
maravilloso.
Al salir del agua se dirigió hacia el monje que estaba en el
mismo sitio, en la misma postura como una efigie.
-Esta es nuestra primera reflexión: “ juega inocentemente,
disfruta de la vida”. Imagina que te desnudaras
concupiscentemente, provocarías deseo. Pero tal como te
has desnudado, tal como te has tirado al agua, abrazando
al agua, en confianza, nadie podría sentirse molesto. Te has
desnudado como un niño, inocente, has jugado como un
niño, inocente. Ha sido bonito de ver.
-Sécate con la camiseta y vístete que hace frio.
Alonso se secó con la camiseta y se abrochó la chaquetita
del chándal, algunos pelos le salían por el pecho, parecía
una estampa de Torrete en Marbella. Nada incomodo
Alonso se sentó en confianza al lado del monje. El monje le
miró con mucho cariño y deseo poder ayudarlo,
acompañarlo y cuidarlo para que no se rompiera. Tenía
muchas ganas de ver como este hombre crecía. Estaba
decidido a crear un espacio seguro donde él pudiera ser
todo lo que pudiera ser. “Pedro querido le voy a cuidar, no
te preocupes”
-Vamos a ver, te voy a contar como van a ser las cosas.
Cuando te levantes te vienes aquí, si estoy meditando, que
será lo normal, te pones a meditar también. Si te duermes
no te preocupes , intenta mantener la postura y estar
pendiente de la respiración. Eso también te ayudará cuando
empieces a practicar Kendo, la postura , la respiración , el
llenarte de energía , el enviar la energía a los pies en lugar
de tenerla en los hombros te ayudará a fluir en el
movimiento.
Alonso se lo quedó mirando muy sorprendido y ante la
mirada de Alonso el monje se sonrió. Verás Henrriques
Antón y tu padre estudiaban karate, Antón también
estudiaba kendo con Henrriques, yo estudiaba el arco, el
kyudo y Emilio sensei nos enseñaba a todos. Así que todos
nos comprometimos a estudiar lo que los otros estudiaban,
para ayudarnos entre todos. Y algo se me ha quedado.
Bueno lo dicho si estoy meditando, meditas. Luego
hablaremos un poco, del día anterior, de alguna pregunta ,
de lo que se nos ocurra. Luego harás algún ejercicio del
tipo de karate kid “dar cera , pulir cera” que me mola
fastidiarte como el señor Miyagui, además me parezco a
Pat Morita, no crees. Mientras veía las caras que ponía el
monje imitando al actor principal en el primer karate kid
Alonso se rió con ganas , era vivificante estar junto al
monje.
-Luego te vas al dojo de un buen amigo mío. Es un hombre
magnifico se llama Hiroshi sensei. La traducción de su
nombre es “generoso”, y es muy generoso con su esfuerzo,
con su cariño y con su exigencia. Muchos no quieren
entrenar con él porque es muy muy fuerte. Ya verás porque
lo digo. Además es extraño porque presta mucha más a
tención a los niños y a las mujeres. Es un hombre notable.
Este dojo está cerca de aquí, como a media hora andando.
Hiroshi sensei vive allí mismo. Encima del sihaio, está en
medio de una pradera verde preciosa. Él ya está retirado,
solo da clases y vive para estudiar y practicar kendo. Su
mujer murió…era como una mariposa dijo abstrayéndose el
monje. Vive muy cerca del parque botánico de Kyoto. Si
tomas la calle recta hasta el cauce del río y luego lo sigues
en sentido ascendente dejarás el parque botánico a mano
derecha y un poco más adelante encontrarás una casa de
madera, la casa está en este lado del cauce. Es posible que
te pierdas, si te pierdes te encuentras. Suele haber unas
grullas enfrente a la casa casi en el cauce del río. Allí
estarás hasta que se acabe el entrenamiento del día. Como
hay varias clases puedes ir a todas. De camino al dojo
puedes comer en cualquier sitio que te guste y que sea
baratito. Cuando ya estés instalado y te encuentres a gusto
lo bonito sería que fueses acudiendo a diferentes escuelas y
maestros. Antón me ha comentado varias direcciones.
También nuestro amigo Ernesto Kimura va a venir a Japón
y tal vez puedas viajar con él. Kimura sensei es quinto dan,
es argentino de ascendencia japonesa, un hombre
encantador y un estupendo practicante. Si no me he
muerto antes, el próximo año iremos a hacer la
peregrinación de los ochenta y ocho templos. Es como
hacer el camino de Santiago que hicimos tu padre, Antón y
yo, y allí nos despediremos. Qué te parece el plan? Le dijo
el monje mirando fijamente a Alonso
-Muy bien, me parece estupendo, nunca nadie me había
cuidado, ni me había dicho lo que hacer. En el fondo Alonso
no se creía que el monje fuese a morir.
-Pues venga que hoy nos hemos prolongado un poco. Vete
a ponerte una camiseta, coge tu equipo y al dojo. El sensei
te dirá donde puedes dejarlo allí, y así no tendrás que
acarrearlo arriba y abajo todos los días. Por cierto la ropa
que quieras que te laven déjala en un cesto que tienes en
la habitación, y el futón también déjalo recogido. Y no
ocupes mucho tiempo el ofuro no tienen otro. Las zapatillas
déjalas en la entrada, es una costumbre muy pulcra, tu
dejas tus zapatos de la calle en la entrada y te los cambias
por zapatillas limpias que no manchan el suelo, ¿ingenioso,
verdad?. No hay televisión por convencimiento de la señora
pero ella tiene un ordenador con internet en su despacho y
te lo presta. Puedes entrar cuando quieras y usarlo para ver
los periódicos, noticias, videos…Mejor cuando la casa esté
durmiendo y así no molestas el uso del ordenador. Ella solo
hace comida vegetariana, en realidad hace arroz y verduras
todos los días , es el desayuno y la cena. Esto es
importante no bebas alcohol en la casa.
-Señor tengo unas botellas de vino para ir regalándolas…
-No te preocupes, pero no las saques de la maleta. Más
cosas, no lleves comida de fuera, no sería
delicado…veamos si se me olvida algo, no se. Ah¡ las
flores¡, te gusto el arreglo floral, verdad?,la escuela se
llama ikebana.
-Me gustó mucho señor ,era una obra de arte.
-Henrriques me escribió que pintabas, es algo parecido,
siendo radicalmente distinto… tal vez podamos conseguir
que te enseñen…Tienes alguna pregunta Alonso?
Alonso le miró con cariño a los ojos.
-Solo quería preguntarle si es verdad eso de que se va a
morir?
-Si Alonso, me voy a morir. No hay nada que hacer. Que
melodramático , no te parece? Hablaremos de la muerte
estos meses. Solo he querido decírtelo desde el primer día
para que luego no te sintieses abandonado cuando nos
encariñemos y te falte. Tal vez esta sea, una bonita
enseñanza para ambos, la de disfrutar el momento. Todo el
mundo cuando le preguntan que es lo que haría si fuese a
morir en seis meses se atribula, nosotros lo vamos a vivir
en primera persona. La primera enseñanza es vivir el
momento como si no hubiese otro. Un grato silencio se
instaló entre ambos hasta que el monje dio una palmada en
la pierna de Alonso.
-Venga, arreando. Si vuelves pronto y quieres venir ,puedes
venir. Si estás cansado o se hace muy tarde, mañana nos
vemos.
Alonso le dio un abrazo al monje recostándose en el
anciano, más expresivo que mil palabras y se fue.