El proyecto de los veintes nació en el 2000 con la idea de seleccionar una pequeña partida de garnachas del Moncayo para que fueran la punta de lanza de nuestro proyecto.
Vinos muy asequibles.
Vinos con mucha flor, con mucha fruta, con mucho carácter, todo lo que es nuestra idea de la garnacha del Moncayo.
Elegancia y fruta.
Así que hemos sacado nuestro 20 20
De los míticos 20 09, 20 10 que fueron extraordinarios
y 20 14, 20 15,
el heredero, el 20 20
espectacular.
Aquí en el Taller y La vinatería Yáñez, en madre sacramento 11.
Yáñez, serigrafiadas a mano
y con todo el cariño del mundo
EL VINO A GRANEL
UNA PRESENCIA VIVA EN
LA VINATERÍA YÁÑEZ
Historias de Ciriaco susurradas a Beatriz
Me pregunta Beatriz curiosa por nuestra vinculación con la selección y venta del vino a granel y cual es la historia de la vinatería. Y ya puestos lo he escrito. La vinatería Yáñez nace el 31 de diciembre de 1953 como un almacén de vinos a granel que se traían directamente del productor en el campo de Cariñena, en Borja o en Logroño, la formula de venta de vino tradicional. En los primeros treinta años de trabajo la tienda fue un almacén de vinos con dos tipos de tintos de 14º y de 16º que guardábamos en grandes bocoyes de 600 a 800 litros, un clarete mezcla de tinto y blanco, un blanco ligeramente oxidado, un moscatel maravilloso, un vermouth, un rancio… estos vinos especiales se conservaban en pequeños toneles de 60 a 200 litros pues se vendían mucho menos. En la parte de arriba de la tienda, donde hoy esta la oficinita había seis grandes toneles de mantenimiento de 800 litros. En la parte de abajo había una nevera que servia para mantener las barras de hielo que se vendían por trozos y que se traían envueltas y al hombro de los transportistas.
En las primeras décadas de existencia de la tienda el transporte se hacia con pellejos que se llenaban de vino y se transportaban al hombro y con un embudo cilíndrico se vertían en los toneles. Era un trabajo ímprobo el de subir por las escaleras y verter con cuidado el contenido del pellejo. Cuando se hacia la descarga la tienda olía a vino efervescente, potente y a piel de cuero mojada, con el paso de los años y la incorporación de las bombas eléctricas la cosa se haría más y más cómoda, más higiénica y mejor para el vino .
Yo empecé a dirigir la tienda en el 84 por imperativo paternicial a la tierna edad de quince primaveras y estuve un mes con Jose Bernad que me enseño los rudimentos de la mecánica quántica, es decir como y cuando lavar las cubas, azufrarlas quemando rodelas de azufre para evitar el viciado del aire que sobraba en la parte alta de las cubas, a reparar las duelas de las barricas que pudieran tener un poro por el que se vertiese el vino con una mezcla de harina y un contrachapado, como dejar vino para que se convirtiese en vinagre...pequeñas cosas necesarias para el buen funcionamiento del todavía almacén de vinos Yáñez.
Cuando tuve permiso de conducir empecé a viajar a catar vinos para mejorar el vino a granel que servíamos, y como había muchas barricas traíamos de la Rioja, de Cariñena, de Calatayud… Cuando compramos la primera furgoneta, una nissan vanette de segunda mano, montaba depósitos de plástico alimentario que habían tenido olivas y me iba a Cariñena vitícola a cargar unos muy buenos vinos… De camino me paraba a almorzar con mi hermano Alonso que entonces tendría seis o siete años, buenos botas de longaniza, huevos y patatas, las expediciones a comprar vino eran una fiesta para ambos.
Y de allí hasta ahora pasando por épocas donde el vino embotellado cada vez tenia mas protagonismo en nuestras estanterías y el granel sufría. Cambiamos los toneles, los bocoyes y las pipas por depósitos de acero inoxidable siempre-llenos para tener mucho mejor el vino y los bajábamos desde el piso de arriba con mangueras y pistolas como los surtidores de las gasolineras. Al final decidimos que el granel era importante para nosotros, para la vinatería y lo empezamos a traer en garrafas de dos y cinco litros. El objetivo era seguir teniendo los vinos tintos de granel de siempre en las mejores condiciones higiénicas, con la mayor sanidad y calidad organoléptica.
Ahora hemos añadido el concepto del bag in box, una especie de tetra brick grande donde el interior se va plegando cuando sale el vino eliminando cualquier cámara de aire que se pudiera viciar.
Como ves Beatriz el granel ha coexistido en nuestras estanterías con los grandes vinos del mundo, ha sido divertido ver una caja de petrus o de romanee conti al lado de una pilada de cajas de garrafas de nuestro tinto de granel. Y aquí seguimos, seleccionando con el corazón y la cabeza vinos que podamos llamar nuestros al modo francés, nuestros por afinidad, por amistad.
Ciriaco Yañez
Sumiller de la vinatería yañez y señor mayor pues me acuerdo de todas estas cosas¡¡¡