Me pregunta Beatriz curiosa por nuestra vinculación con la selección y venta del vino a granel y cual es la historia de la vinatería. Y ya puestos lo he escrito. La vinatería Yáñez nace el 31 de diciembre de 1953 como un almacén de vinos a granel que se traían directamente del productor en el campo de Cariñena, en Borja o en Logroño, la formula de venta de vino tradicional. En los primeros treinta años de trabajo la tienda fue un almacén de vinos con dos tipos de tintos de 14º y de 16º que guardábamos en grandes bocoyes de 600 a 800 litros, un clarete mezcla de tinto y blanco, un blanco ligeramente oxidado, un moscatel maravilloso, un vermouth, un rancio… estos vinos especiales se conservaban en pequeños toneles de 60 a 200 litros pues se vendían mucho menos. En la parte de arriba de la tienda, donde hoy esta la oficinita había seis grandes toneles de mantenimiento de 800 litros. En la parte de abajo había una nevera que servia para mantener las barras de hielo que se vendían por trozos y que se traían envueltas y al hombro de los transportistas.
En las primeras décadas de existencia de la tienda el transporte se hacia con pellejos que se llenaban de vino y se transportaban al hombro y con un embudo cilíndrico se vertían en los toneles. Era un trabajo ímprobo el de subir por las escaleras y verter con cuidado el contenido del pellejo. Cuando se hacia la descarga la tienda olía a vino efervescente, potente y a piel de cuero mojada, con el paso de los años y la incorporación de las bombas eléctricas la cosa se haría más y más cómoda, más higiénica y mejor para el vino .
Yo empecé a dirigir la tienda en el 84 por imperativo paternicial a la tierna edad de quince primaveras y estuve un mes con Jose Bernad que me enseño los rudimentos de la mecánica quántica, es decir como y cuando lavar las cubas, azufrarlas quemando rodelas de azufre para evitar el viciado del aire que sobraba en la parte alta de las cubas, a reparar las duelas de las barricas que pudieran tener un poro por el que se vertiese el vino con una mezcla de harina y un contrachapado, como dejar vino para que se convirtiese en vinagre...pequeñas cosas necesarias para el buen funcionamiento del todavía almacén de vinos Yáñez.
Cuando tuve permiso de conducir empecé a viajar a catar vinos para mejorar el vino a granel que servíamos, y como había muchas barricas traíamos de la Rioja, de Cariñena, de Calatayud… Cuando compramos la primera furgoneta, una nissan vanette de segunda mano, montaba depósitos de plástico alimentario que habían tenido olivas y me iba a Cariñena vitícola a cargar unos muy buenos vinos… De camino me paraba a almorzar con mi hermano Alonso que entonces tendría seis o siete años, buenos botas de longaniza, huevos y patatas, las expediciones a comprar vino eran una fiesta para ambos.
Y de allí hasta ahora pasando por épocas donde el vino embotellado cada vez tenia mas protagonismo en nuestras estanterías y el granel sufría. Cambiamos los toneles, los bocoyes y las pipas por depósitos de acero inoxidable siempre-llenos para tener mucho mejor el vino y los bajábamos desde el piso de arriba con mangueras y pistolas como los surtidores de las gasolineras. Al final decidimos que el granel era importante para nosotros, para la vinatería y lo empezamos a traer en garrafas de dos y cinco litros. El objetivo era seguir teniendo los vinos tintos de granel de siempre en las mejores condiciones higiénicas, con la mayor sanidad y calidad organoléptica.
Ahora hemos añadido el concepto del bag in box, una especie de tetra brick grande donde el interior se va plegando cuando sale el vino eliminando cualquier cámara de aire que se pudiera viciar.
Como ves Beatriz el granel ha coexistido en nuestras estanterías con los grandes vinos del mundo, ha sido divertido ver una caja de petrus o de romanee conti al lado de una pilada de cajas de garrafas de nuestro tinto de granel. Y aquí seguimos, seleccionando con el corazón y la cabeza vinos que podamos llamar nuestros al modo francés, nuestros por afinidad, por amistad.
Ciriaco Yañez
Sumiller de la vinatería yañez y señor mayor pues me acuerdo de todas estas cosas¡¡¡
Veréis, me pregunta Beatriz después de interesarse por nuestra vinculación con el vino a granel por el concepto “cosecheros”, el porque de llamarlos de Logroño, el como llegue a hacerlos...esta Beatriz es muy curiosa.
Para la vinatería Yañez el concepto mismo del vino de cosechero forma parte de nuestra historia moderna. Así como el vino a granel ya estaba el primer día de apertura de la tienda en el lejano año 1953, el concepto y los vinos de cosechero se incorporan ya en botellas de cristal y tapón de corcho en febrero de 1984. Ese mes, ese año comencé a dirigir la vinatería y una de las primeras decisiones que tomé fue la de seleccionar unos nuevos vinos ,que entonces no existían en nuestros anaqueles, los cosecheros. Tenían como características el estar presentados en botella de cristal y no llevar etiqueta, eran como los nobles de los graneles. Los primeros cosecheros que trajimos eran vinos de la, entonces, casi desconocida, ribera duero, vinos de cosecheros de Pesquera, de Peñafiel, de Zamora, de Medina que me eran familiares pues mis padres son de Valbuena de Duero y todos hacían vino para su consumo, vinos que traíamos con gran éxito. A estas primeras experiencias con vinos que eran muy buenos, se sucedieron selecciones de vinos de Francia, o de Magallón, un vino especialmente bueno, recuerdo. Y por supuesto los cosecheros de Rioja. Al poco tiempo cambio la normativa y estos vinos tenían que venir con el registro de embotellador, ya etiquetados, sin especificación de origen, con los grados indicados, con marca, sin añada, en fin un cambio y al principio un lío. Fue en ese momento cuando nació el taller de vino Yañez, el taller nació con el objetivo de seleccionar al modo francés, pues todavía no elaborábamos, nuestros vinos, los vinos de Logroño, pues rápidamente cambiamos el concepto Rioja ( una denominación con prestigio), por el concepto Logroño, vinos elaborados en Logroño. Vinos con seriedad, elaboración contrastada y con buenas sensaciones. Seleccionamos varias partidas de vinos de laguardia, de Álava,Oyón, Haro, y casi por casualidad tuve la gran fortuna de catar una botella de vino que un buen amigo me trajo de Logroño. El vino me encantó y al poco tiempo tome el coche y me desplace hasta Alberite, a seis kilómetros de Logroño, y allí conocí a don Pedro Vivanco, un gran señor y un gran vinatero. De su mano, en bodegas los tinos pude seleccionar durante los últimos veintiséis años los mejores vinos elaborados en Logroño. Y no solo eso, sino que al poco tiempo empezamos producir crianzas y reservas con esos tonos tostados, con esos cueros, vainillas, sensaciones tan característicos de los Logroños clásicos criados en barricas de roble americano. Y allí seguimos, veintiséis años después, haciendo vinos para tomar todos los días, haciendo vinos que te acompañen en la mesa como buenos amigos, vinos con los que puedas contar. Las cosechas se han ido sucediendo y cada año ha sido diferente al anterior, pero todos han tenido un hilo conductor: el deseo de complacer, de compartir y de acompañar a lo largo de los años y un precio económico, tanto es así que desde hace dieciséis años los precios son los mismos Fidelidad y compromiso se llama la figura.
Los primeros vinos , ya con etiqueta, que hicimos en el taller de vino yañez tuvieron unos nombres especiales: el pago de la almenara, el alba del alma, la hojarasca del marjal, los álamos del almirez, el horreo de los azulones y el precioso amariamus. Cada uno se identificaba con un escrito especial, una poesía, que también le daba nombre.
Con motivo de nuestro cincuenta aniversario creamos una serie especial que llamamos cincuenta, gris, rojo, naranja, azul… porque tenían en la etiqueta una serie de dibujos de mi época en Paris, pintados con ceras y que representaban una concepción del tiempo y del vino diferentes. Hace dos años con motivo de nuestro quincuagésimo quinto aniversario decidimos hacer toda una serie de vinos especiales y dentro de los vinos de cosechero deseábamos recuperar las etiquetas que nos dieron corazón y éxito : la serie de senda trillada. Y por eso ahora, hoy , ya tenemos en nuestros anaqueles después de dos años de trabajo especial los nuevos cosecheros: tintos de crianza y reserva con sabores clásicos que nos entroncan con aquellos primeros cosecheros de mi juventud. Así que este es el camino de los cosecheros querida Beatriz, y ahora podemos presentar , y disfrutar de estos vinos llenos de poesía : el pago de la almenara, el alba del alma, la horajasca del marjal, los álamos del almirez, el horreo de los azulones, el amaríamus.
Vinos creados con corazón, de la mano de la amistad así son nuestros cosecheros.
Querida Beatriz ¿Cuando los catamos con nuestros amigos?