este es el primer poemario de nuestro entonces adolescente ciriaco. Conservamos los derechos de las siete poesias que se emplearon entonces para acompañar las etiquetas de los vinos que entonces ( 1984) hacía nuestro ciriaco.
Observo el cielo con la mirada dolorida, fija, aterido, en la esperanza de encontrar la luz que ella, seguro, también mira. Ambos esperamos, pero yo salgo al encuentro de los caminantes, paro en las alquerias, recorro los ribazos, los sotos y las vegas; pregunto en los molinos…Tal vez encuentre un ser al que se le haya insinuado su esencia.
Escucho la cantiga del Viento intentando descubrir su nombre en el rumor de de la hojarasca, en el roce de las piedras sobre la tierra, en el vuelo de las lechuzas. Tal vez susurren un mensaje secreto destinado solo a mi. Ando sin rumbo fijo, atento a las chanzas de las dehesas, a las murmuraciones de los poblados. Tal vez hablen de ti. De tu perfección, pero no, nadie te conoce, tu permaneces a salvo en el serrallo de mi alma, alegre y gentil, tal vez nunca marchitada…tal vez para mi.